En cualquier proceso de investigación el investigador debe tener presente una serie elementos: un método, una teoría, una hipótesis de trabajo, un criterio de contrastación, estudios anteriores sobre el tema, etc. Todos estos aspectos son herramientas necesarias sin las cuales la investigación resulta infructuosa. Al mismo tiempo, la investigación debe estar guiada por un propósito, un fin y dicho fin es el objetivo de investigación. En otras palabras, el objetivo de investigación responde a la siguiente pregunta: para qué se investiga.
Distintos niveles en el objetivo de investigación
En primer lugar, podemos hablar de un objetivo general. Se trata de una idea global que orienta una actividad: curar una enfermedad, comprender un fenómeno, estudiar un campo del conocimiento que presenta una serie de interrogantes, etc.
Existen objetivos de investigación más específicos. Pensemos en el lanzamiento de un nuevo producto al mercado o en el estudio comparativo de dos técnicas curativas.
Establecimiento de los objetivos
Un investigador conoce su área de actuación y los aspectos en los que todavía se puede avanzar. En un sentido general, la ciencia y el conocimiento en general ha avanzado a partir de dos ejes:
1) el ensayo y el error (probamos algo para comprobar si funciona y aceptamos aquello que sirve y se deja de lado lo que no funciona) y
2) el método científico como camino de análisis. En ambos casos es necesario determinar un objetivo previo. Para ello, es preciso indicar en la propia investigación cuál es la finalidad de un estudio, proyecto o búsqueda.
Se trata de definir con precisión la idea final. Pongamos varios ejemplos:
1) clasificar individuos de una misma especie,
2) describir los efectos secundarios de un fármaco o
3) explicar la relación entre las distintas especies dentro de un hábitat natural.
En los tres ejemplos mencionados se utiliza la forma verbal en infinitivo (clasificar, describir y explicar).
Posibles errores
Lo relevante en el establecimiento de los objetivos de investigación es evitar la ambigüedad en el lenguaje. Otro aspecto importante es no caer en contradicciones, por ejemplo determinando objetivos específicos que no forman parte de los objetivos generales. Con cierta frecuencia hay una confusión terminológica entre conceptos afines (no es lo mismo un plan de actuación, una política de investigación y un objetivo de investigación y es importante no confundirlos). Por último, un objetivo de investigación no puede estar al margen de un marco general o paradigma.