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Definición de Renacimiento factores, ejemplos, y la obra de Vasari

Laura Cabrera Guerrero
Historia del Arte

El Renacimiento es una corriente artística y cultural que nace y se desarrolla paulatinamente en el siglo XV, concretamente en Florencia (Italia), cuyo surgimiento está dado gracias al Humanismo, movimiento cultural que aparece ya a finales del siglo XIV, cuando autores como Petrarca o Bocaccio manifiestan su deseo por recuperar el esplendor de la Antigüedad Clásica, concretamente la pureza del latín.

Factores que posibilitaron e influenciaron el Renacimiento

Se produjeron intentos anteriores de Renacimiento ya en la Edad Media, en primer lugar en el siglo VIII con la Renovatio Carolingia, y en el siglo XII con el Protorrenacimiento románico. Sin embargo, será el Renacimiento italiano el que triunfará definitivamente, por el simple motivo que fue en esta localización y momento cuando se dieron las condiciones políticas, económicas y sociales adecuadas para su desarrollo.

RenacimientoLa ciudad de Florencia tenía una serie de características excepcionales que la distinguían del resto de ciudades italianas, entre ellas la zona geográfica, ya que el clima era bueno y estaba próxima a Roma, incluso el dialecto toscano, considerado el más cercano y fiel al latín clásico. En cuanto al arte, el estilo gótico propio de la Toscana era muy distinto al resto de la Península itálica. Aunque sin duda, el factor fundamental para este desarrollo fue la presencia de la familia Médici en el gobierno de la ciudad, era la familia más poderosa, los que movían los hilos.

Cosimo de Médici (1389 – 1464) adoptó el cargo más importante que se podía tener en la ciudad: el de confaloniero. Además, se interesaba por el arte y resultó ser un gran mecenas, aunque en este sentido lo superaría con creces su nieto Lorenzo de Médici, conocido como Lorenzo “el Magnífico” (1469 – 1492), que gracias a sus múltiples encargos a los mejores artistas del momento, Florencia brilló más que nunca y se convirtió en la cuna del arte italiana.

Para el triunfo del Renacimiento deben darse ciertas características y cambios, uno de los más importantes fue la concepción del artista. Hasta el momento, el artista se había considerado un artesano, o en la Edad Media alguien con el don divino, al que Dios guiaba para realizar las obras.

En el Renacimiento, se modifica esta idea, y comienza a verse al artista como un intelectual, ya que debe tener ciertos conocimientos para ejecutar los encargos que recibe, es un gran creador, y deja de ser anónimo, comienza a firmar sus obras.

La mayoría de arquitectura y escultura renacentista consiste en imitar a los modelos clásicos conservados y que conocían, adaptándolos a su época mediante pequeñas modificaciones.

Con la pintura será diferente. De las tres disciplinas plásticas, esta es la más efímera, más difícil que resistiera al paso del tiempo. A causa de la falta de modelos pictóricos clásicos, la pintura renacentista marcará un nuevo lenguaje.

Las tres etapas según la obra de Vasari

Si hay alguien que puede ayudarnos a comprender mejor este brillante período de la historia, es Giorgio Vasari (1511 – 1574), escritor, arquitecto y pintor, al que valoramos especialmente por su faceta de biógrafo, y en ocasiones se le considera el primer historiador del arte, por su dos tomos llamados Le vite de’ più eccellenti pittori, scultori e architettori (“La vida de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos), que, aun en la actualidad, es una fuente esencial para conocer mejor a aquellos artistas.

Al principio de este tratado, antes de acceder a los diferentes capítulos con cada artista, Vasari redacta un interesante prólogo en el que reflexiona sobre el Renacimiento en sí, y decide dividirlo, según su propia opinión, en tres etapas.

Llama a la primera fase I primi lumi (las primeras luces), que equivaldría a la infancia, a la inocencia. Pintores como Giotto se esfuerzan para evolucionar, pero la perspectiva aún no está bien planteada, queda mucho que mejorar.

En cuanto a la segunda, la denomina simplemente Seconda maniera (segunda manera), período equivalente a la juventud, en la que hay más conocimiento y se han asimilado ciertas novedades. En arquitectura y escultura ya se imita perfectamente a los modelos antiguos, y en la pintura recurren a algunos atajos para desarrollarla mejor, como la imitación de la escultura. Hay artistas como Botticelli o Masaccio, que demuestran su gran talento, aunque les falta experiencia y maestría.

Por último, nos encontramos con la Tercera maniera (tercera manera), la época que ya simboliza la edad adulta, donde se ha alcanzado al fin la plenitud, la experiencia. Vasari considera que el arte alcanza la perfección en este momento con el gran artista por excelencia, el genio renacentista: Miguel Ángel. Este período corresponde ya al Cinquecento (a partir del 1500) y su núcleo pasará de Florencia a Roma.

Ejemplo 1: Obra arquitectónica del Duomo de Florencia

Una de las construcciones más importantes en Florencia es la catedral de Santa Maria del Fiore, más conocida como el Duomo. Este impresionante edificio fue diseñado por el arquitecto más famoso del siglo XV: Brunelleschi, a quien atribuimos la importantísima invención de la perspectiva, que hizo posible desarrollar el arte a otro nivel, no sólo en arquitectura; la perspectiva fue esencial también para la pintura, mediante ella se pudo conseguir un efecto de profundidad y mayor realismo en las escenas.

Brunelleschi se encontró ante uno de los mayores retos de su carrera: cubrir el enorme agujero de la cúpula, que tenía unas gigantescas dimensiones.

Arquitectos anteriores dejaron sin resolver este problema, sabiendo que morirían mucho antes de que acabaran por construir la cúpula.

Pero Brunelleschi ideó unos andamios en el aire, y basándose en modelos de la Antigüedad que había conocido al viajar a Roma, construyó con éxito una cúpula dentro de otra, ya que una sola no podría sostenerse en semejante espacio.

Además, decidió utilizar ladrillos en lugar de piedras, ya que se trata de un material mucho más ligero.

Todas estas ideas las desarrolla a través de la antigua arquitectura romana, adaptándola con éxito a su tiempo.

Ejemplo 2: Pintura de El Nacimiento de Venus de Botticelli

En el mundo de la pintura serán muchos los artistas que destacarán mediante sus creaciones. El Nacimiento de Venus de Botticelli se ha convertido en uno de los símbolos más representativos. El artista, que seguía la corriente neoplatónica, no estaba interesado en conseguir un realismo ni perspectiva en sus obras. Lo que importaba era captar y generar belleza, una belleza irreal y espiritual mediante la temática mitológica, inspirándose para ello en la Teogonía de Hesíodo.

Venus, la diosa del amor y la belleza, nace en el mar, y los dioses de los vientos (Eolo y Bóreas) la impulsan hacia la tierra.

La belleza de la diosa es completamente irreal, imposible: su cuello es demasiado largo, su cabeza muy pequeña, el cuerpo desproporcionado… pero logra un conjunto armonioso.

En la pintura de Botticelli la perspectiva y el realismo brillan por su ausencia; sin embargo, crea unas obras con una belleza ficticia, y un gran colorido que recuerdan incluso más al mundo gótico tardío y no al Renacimiento.

Ejemplo 3: Escultura del David de Miguel Ángel

En el campo de la escultura, y situándonos ya a principios del siglo XVI, es imposible hablar de otra que no sea el David de Miguel Ángel, con toda probabilidad la obra escultórica más famosa de toda la historia del arte.

La historia del David es verdaderamente curiosa: el encargo que recibió el famoso artista (cuando no tenía aún ni 30 años) era en origen el de realizar una escultura que debía ir emplazada en uno de los pilares del Duomo, como parte de la campaña de decoración para este gran edificio.

Para mayor reto, Miguel Ángel talló el David de un gigantesco bloque de mármol que medía más de 5 metros, y estaba parcialmente tarado. Años atrás, un escultor ya lo había rechazado al encontrarse una grieta, pero Miguel Ángel, orgulloso, quiso demostrar que él sería capaz de trabajar ese problemático mármol, y vaya si lo fue.

De él sacó (y decimos sacó por la concepción del artista del mármol como carácter extractor, ya que él mismo decía que el escultor veía la figura atrapada en el interior del mármol, y lo que hacía era liberarla, extrayendo el material sobrante) un joven y exuberante David, introduciendo una importantísima novedad iconográfica para este personaje: representarlo antes de matar a Goliat.

Lo sabemos por varios detalles: en una de sus manos sujeta una piedra, en la otra la honda, pero sobre todo por la expresión de su rostro: está concentrado, preparado para la acción, y yendo más allá: expresa preocupación, incluso miedo.

Y es que los héroes tienen todo el derecho a tener miedo, y en eso consiste la valentía: en tener miedo y aun así enfrentarse a aquello que lo origina.


Autora

Escrito por Laura Cabrera Guerrero para la Edición #125 de Enciclopedia Asigna, en 06/2023. Laura es estudiante avanzada en la carrera de Historia del Arte en la Universidad de Barcelona. Aficionada a leer y escribir sobre la historia, el arte, la mitología, la música y la literatura.