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Definición de Consumo Interno ventajas, y avances

Bobb Klissourski
Arturo Dubey
Lic. en Economía (UNAM)

El consumo interno es el proceso de compra y venta dentro de un territorio determinado. No solo existe a nivel macroeconómico, sino también en la microeconomía, ya que hay comunidades que consumen únicamente lo que producen, aunque también venden sus productos a mercados exteriores. Los integrantes del movimiento cristiano anabaptista, comúnmente llamados menonitas, son un claro ejemplo de un consumo interno a pequeña escala. Ellos producen sus propios productos para satisfacer su demanda, evitando comprar elementos externos por ideología. Sin embargo, es importante mencionar que no todas las comunidades de este grupo son completamente ortodoxas en términos económicos.

En el consumo interno se encuentran ventajas significativas, aunque también presenta desventajas que pueden limitar el crecimiento por la existencia de necesidades que solo se satisfacen con importaciones. Al fomentar en gran medida la producción nacional, se incentiva la industria y se obtiene un rendimiento significativo. No hay que olvidar que la riqueza de un país se mide por los niveles de su Producto Interno Bruto (PIB), por lo que un buen nivel de consumo interno es fundamental para financiar la producción continua.

La economía clásica señala otra importancia del consumo interno: la generación de un excedente cuando la demanda interna está satisfecha. Sin embargo, la globalización ha llevado a una especialización en ciertos productos que no pueden producirse internamente por diversas razones, como el clima o la falta de tecnología necesaria. En el caso de los países latinoamericanos, su riqueza climática es ideal para el sector agrícola, especializándose en este ámbito desde hace décadas. La manufactura es otro factor clave en las economías emergentes.

Ventajas considerables y contemporáneas del consumo interno

La inversión es otro elemento clave para la producción nacional y el consumo interno. Hay cientos de emprendedores que requieren de apoyo financiero para desarrollar sus productos, lo que se convierte en una tendencia donde la creatividad de las mercancías las hace competitivas no solo para el mercado interno sino también para la exportación. Esto genera empleo, un tipo de cambio estable y otros beneficios económicos.

Otras ventajas, además de la creación de empleo y el fomento del desarrollo económico e industrial nacional, incluyen aspectos climáticos. Consumir de manera nacional evita grandes movimientos de transportación, disminuyendo así el excesivo gasto de energía y la generación de gases. Esto reduce la emisión de contaminantes y mejora la calidad de los productos, especialmente en el caso de los comestibles, al no requerir muchos plásticos o envases para mantenerlos frescos durante largos trayectos. Esto resulta en una menor generación de basura.

Una cualidad contemporánea del funcionamiento de la microeconomía en relación con el consumo interno ocurre en el hogar. Muchas familias se han vuelto autosuficientes, generando sus propios productos no solo para su uso en casa, sino también para su venta. Esta es una nueva faceta del emprendimiento empresarial, destacando actividades como la botánica y huertos urbanos con técnicas de hidroponía, la creación de muebles y las artesanías. Estas prácticas no solo generan ingresos, sino que también apoyan en la disminución de la tasa de desempleo.

El consumo interno en la macroeconomía

Un alto nivel de consumo interno se traduce en un Producto Interno Bruto estable y una industria nacional fuerte y solvente que es competitiva en el mercado internacional. Sin embargo, es probable que esta situación ideal no sea tan utópica, ya que existen productos que no se producen en las naciones y deben ser importados, especialmente en economías emergentes que adquieren mucha maquinaria y tecnología.

El consumo interno tiene su origen en la teoría económica clásica, donde se consideraba un factor determinante para la economía. La especialización producto de la globalización ha cambiado este panorama, enfocando ciertos productos primero al exterior para después atender la demanda interna, como es el caso de medicamentos que primero son llevados al exterior para atender problemas de salud en zonas de extrema pobreza.

La especialización se da por las ventajas climáticas y territoriales de los países, así como por su fortaleza económica, lo que permite enfocar la producción hacia bienes de alta calidad. En un contexto ideal, el consumo interno contribuye a la independencia entre naciones, pero debido a la especialización y la desigualdad, existe una completa dependencia entre países, algunos emiten todo tipo de productos y otros los compran porque solo pueden crear unos pocos por su baja capacidad.

Avances e impulso al consumo interno

Es crucial considerar siempre el mercado internacional para lograr competitividad y estabilidad. El enfoque exclusivo en el mercado interno fue una de las razones del fracaso del socialismo. Además, la desigualdad comercial hace que los países emergentes entren al comercio con productos básicos, resaltando la necesidad de incentivar la ciencia y la creación de energías para disminuir la dependencia de productos externos.

Políticas proteccionistas

Para incentivar el consumo interno ante la globalización y la llegada de productos extranjeros, los gobiernos crean políticas proteccionistas basadas en impuestos (aranceles) y normas. Esto permite disminuir o estabilizar las importaciones en la balanza comercial, fomentando así el consumo, la producción y la inversión nacional, y manteniendo industrias competitivas. Las políticas monetarias, ya sean expansivas o restrictivas, son otra herramienta clave para el proteccionismo, permitiendo manipular la tasa de interés para favorecer la inversión nacional con ciertas limitaciones a las extranjeras.


Autor

Escrito por Arturo Dubey para la Edición #133 de Enciclopedia Asigna, en 02/2024. Dubey es Licenciado en Economía egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)