Definición de Emociones Positivas y Negativas

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Los seres humanos tenemos estados afectivos, a los cuales llamamos emociones. Las emociones son reacciones de nuestro organismo a los estímulos externos. En otras palabras, lo que sucede a nuestro alrededor nos afecta directamente en nuestro interior. Hay que indicar que los conceptos de emoción y sentimiento no son equivalentes.

Las emociones son cambios repentinos en el estado de ánimo, como la tristeza, la ira, la alegría o el miedo, mientras que los sentimientos son posicionamientos afectivos, es decir, lo que siento por alguien o algo

Si alguien nos comunica una buena noticia es muy probable que experimentemos una cierta satisfacción. Si conseguimos superar un objetivo académico o profesional, tendremos previsiblemente una reacción de orgullo. Cuando un amigo nos cuenta un chiste gracioso, lo que escuchamos nos produce una alegría momentánea. Los ejemplos anteriores ilustran el concepto de emoción positiva.

Como es lógico, las emociones negativas son aquellas que producen desasosiego en nuestro interior. Los celos en la pareja, la sensación de culpabilidad cuando nos equivocamos o la preocupación ante un problema son reacciones alejadas del placer y, por lo tanto, se trata de emociones negativas.

Independientemente del tipo de reacción que experimentemos, todas las emociones funcionan como un mecanismo adaptativo. Los psicólogos consideran que todas las emociones están relacionadas con la supervivencia.

Las personas que saben manejar bien su afectividad tienen inteligencia emocional

Al contrario de lo que a veces se piensa, las emociones se pueden controlar. Quien sabe controlar sus emociones, especialmente las negativas, puede sentirse mucho mejor consigo mismo. En este sentido, una persona con inteligencia emocional es aquella que sabe gestionar adecuadamente sus reacciones internas.

Estrategias de autocontrol emocional son las siguientes:

1) intentar no olvidar cuáles son nuestras cualidades y de esta manera estaremos psicológicamente protegidos,

2) aprender a distraernos para desbloquear situaciones emocionales dañinas y

3) meditar sobre nuestras reacciones de manera desapasionada y con la mayor objetividad posible.

En pocas palabras, la gestión de las emociones es algo que se aprende y que se puede desarrollar.

Existen todo tipo de técnicas y hábitos para que nuestras emociones se canalicen de forma inteligente, como el yoga, la verbalización de las emociones, el mindfulness, el ensayo mental para afrontar una situación negativa, etc.


Escrito por Hernán Salazar para la Edición #59 de Enciclopedia Asigna, en 01/2018.